
Las condiciones están dadas para que, como consecuencia de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, surja una segunda ola de nearshoring en México, país al que empresas extranjeras ven como un mercado más atractivo.
Domingo 11 de Mayo del 2025
Hace años, cuando se expandió la pandemia, se pensó que la economía del mundo y de México estaría en problemas; sin embargo, comenzó a surgir el término nearshoring. Poco a poco este concepto, que en español significa «relocalización», se materializó.
Ciudades como Tijuana y Monterrey comenzaron a ver lo impensable: la llegada de inversionistas provenientes de otros países, con cubrebocas, buscando pedazos de tierra para instalar sus naves industriales. Era el momento en que se pensó que la historia del país cambiaría, algo no visto desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
“Si no aprovechamos esto, no tendremos otra oportunidad, es el momento”, dijo en 2023, en el Malecón de Playas de Tijuana, Gerardo Suárez (nombre cambiado por motivos de confidencialidad), conductor proveedor de la empresa Meor, desarrolladora de parques industriales.
Sin embargo, la historia no se desarrolló como aquel hombre esperaba. El nearshoring, esa palabra que prometía transformar el destino económico del país, terminó por desinflarse. No cambió la vida de los mexicanos.
Las expectativas de una ola de inversión extranjera que detonaría empleos, infraestructura y crecimiento simplemente no se cumplieron. Como muestra está el indicador de Inversión Extranjera Directa (IED) en nuevas inversiones: en 2021, cuando el término comenzó a tomar fuerza, México recibió 15 mil 328.7 millones de dólares. Para 2024 la cifra cayó a apenas a tres mil 168.5 millones de dólares. Un descalabro de 79 por ciento. Un golpe seco a las ilusiones.
Para organismos como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), diversos factores inhibieron el fenómeno, entre ellos las políticas económicas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que no reforzó la infraestructura energética, y las reformas como la del Poder Judicial, con la actual presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
“Bueno, no está muerto el nearshoring. Andaba malito, pero no se me muere. Nada más estaba malito”, respondió a Proceso el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, el 11 de abril último en las instalaciones de Bimbo en Azcapotzalco.