
Antes de que el sol se levantara por completo, las calles capitalinas se pintaron de morado con 30 mil corredores
Mientras el sudor corría por su rostro, una sonrisa se le escapó a Tadu Abate Deme. El corredor etíope soltó un suspiro al aire, dejándose llevar por la emoción que le provocó su hazaña: el XLII Maratón de la Ciudad de México era suyo.
Antes de que el sol se levantara por completo, las calles capitalinas se pintaron de morado con 30 mil corredores que madrugaron para completar los 42 kilómetros y 195 metros que van desde Ciudad Universitaria hasta el Zócalo, escribiendo historia en uno de los eventos deportivos más importantes de América Latina.
Etiopía se apropió de la Ciudad de México. Escenario que se repitió en la rama femenil, luego de que Bekelech Gudeta se convirtiera en la primera en cruzar la línea de meta.
En la categoría masculina, Tadu Abate conquistó la victoria con un tiempo de 02:11:17.640, seguido de los kenianos Benard Kipkorir y Edwin Kiprop.
Por su parte, Bekelech Gudeta afrontó la línea de meta con un visible malestar físico. Pese a que no pudo contener el vómito, terminó el maratón con un tiempo de 02:28:36.906, tomando ventaja ante la peruana Lizaida Thalia Valdivia y la bahreiní Ruth Danies Albert Jebet.
Si bien Etiopía marcó un paso firme a lo largo de la competición, la categoría especial quedó en manos de México: los competidores José Alan Frías Moreno, Marco Antonio Caballero y Gonzálo Valdovinos Gonza completaron el podio.
En el caso particular de Valdovinos, las adversidades se hicieron presentes después de sufrir un accidente junto con el colombiano Francisco Sanclemente. Un bache provocó que ambos competidores se cayeran; sin embargo, el mexicano superó los obstáculos y disfrutó la medalla de bronce como si fuera de oro.