
Sabado, 01 febrero 2025
Esos procesos biológicos que marcan el fin de la fertilidad en mujeres son fenómenos que se experimentan de manera distinta según el contexto social y geográfico
En las comunidades indígenas, este ciclo de la vida adquiere otro color
“Es muy importante realizar actividades, tener amigas con quién platicar. Eso acompaña la vida”, reflexiona Engracia Pérez Castro, promotora cultural originaria de Santa María Ocotepec, Mixe, mientras comparte cómo enfrenta los cambios que vienen con la menopausia.
En las comunidades indígenas, donde las tradiciones, los roles de género y las prácticas de salud se ligan a la vida cotidiana, este ciclo de la vida adquiere otro color.
En los relatos de Engracia y Erasto Blas García, psicólogo originario de Santiago Xanica, la vida en las comunidades oaxaqueñas revela que, aunque los síntomas son universales, las respuestas emocionales y sociales a estos procesos biológicos varían profundamente.
A sus 59 años, y con más de una década de experiencia en el fortalecimiento de la lengua y la cultura mixe, como integrante del colectivo Kumoontun, Engracia es un ejemplo de cómo, en las comunidades indígenas, la transición a la menopausia se vive de manera muy distinta a como se concibe en la ciudad.
Engracia comenzó a notar los primeros cambios de la menopausia hacia los 45 años. “Yo digo que estoy viviendo bien los 50”, asegura al describir cómo su trabajo en la preservación de la lengua mixe la mantiene activa.
“La menopausia no me afectó mucho en cuanto a los cambios de ánimo. Lo que sí me afectó fue la hipertensión, que es algo que ahora manejo con ejercicio y una dieta equilibrada”, explica.
Considera que tener una actividad te hace olvidarte de los procesos naturales. “En las comunidades es muy variable y en todo momento las mujeres están pensando en el quehacer, en el trabajo, ya sea en el hogar, en el campo y finalmente eso ayuda”.
Para ella, mantenerse activa es crucial. No siente la necesidad de ajustarse a las expectativas sobre la vestimenta o el comportamiento. “Siempre me he vestido con traje típico y me encanta. Sólo uso pants y playeras porque me gusta caminar”.
Sin embargo, reconoce el peso de la violencia que enfrentan muchas mujeres en las comunidades.
La andropausia es un problema hormonal, pero también es un tema psicológico. La depresión y la ansiedad son reales, y la gente no sabe cómo tratarlo
“La menopausia es un tema tabú. Pero lo que realmente nos afecta es la violencia. Las mujeres que la viven no hablan ni de su salud ni de lo que sienten”, señala.
Autora de tres libros, dos de gastronomía y uno de teatro, admite que la edad “poco a poco va pesando, eso también es cierto, creo que llega un momento en que cae uno un poco en la depresión”.
Confiesa que, a los 45, sintió un enorme vacío, “sentía que los años iban pasando rápido, creo que iba a caer en la depresión. Cuando platiqué con una amiga fui asimilando esta edad, esta forma de llegar a los 50. Eso cambió mi sentir. Es muy importante tener amigas, tener con quién platicar. Cuando tenemos a alguien cercano, eso acompaña la vida”.
Engracia comenzó a notar los primeros cambios de la menopausia hacia los 45 años.
“La menopausia es un tema tabú, en muchas ocasiones creo que los centros de salud las enfermeras lo hablan más, lo platican más, antes ni se sabía qué era, no se hacía conciencia de que había esa etapa”, admite al final, al reconocer que las jóvenes ahora ya lo pueden hablar, saber qué significa y prepararse.
Por su parte, Erasto Blas García, también enfrenta los efectos de la andropausia, un proceso que lo llevó a experimentar momentos de depresión y ansiedad.
Con 55 años y una amplia experiencia como psicólogo en su comunidad de Santiago Xanica, a 10 horas de la capital oaxaqueña, Erasto habla sin rodeos de los efectos que tuvo en su vida la transición a esta nueva etapa. “La andropausia es un problema hormonal, pero también es un tema psicológico. La depresión y la ansiedad son reales, y la gente no sabe cómo tratarlo”, explica.
Erasto Blas García también enfrenta los efectos de la andropausia
Indígena zapoteca, reconoce que a pesar de tener conocimientos profesionales sobre el tema, los recursos en su comunidad todavía son limitados.
La menopausia es un tema tabú. Pero lo que realmente nos afecta es la violencia. Las mujeres que la viven no hablan ni de su salud ni de lo que sienten
Los síntomas de la andropausia en él se manifestaron principalmente como una disminución de la líbido, dolor de cabeza y malestar general, pero fue el aislamiento emocional el que realmente lo afectó.
“Me he apoyado a través de los grupos de autoayuda, a los que llegué por problemas de alcoholismo. La baja de apetito sexual empezó hace tres años más o menos; sin embargo, hace seis meses empecé con problemas de dolor de cabeza, malestares, momentos de enojo”, admite.
La falta de información sobre la andropausia en las comunidades rurales es palpable. “En mi comunidad, la gente solo se atiende por los síntomas. Van al médico cuando tienen dolor de cabeza o malestar, pero no entienden que lo que realmente está pasando es un cambio hormonal, un ciclo natural”.
“Detecté que en mi pueblo había desnutrición, niños de bajo peso. La gente de mi comunidad es indígena, no tiene conocimiento. Buscamos información con personas de la misma edad. No creo que sepan exactamente qué es la andropausia, quizá tengan síntomas sin conocimiento de lo que pasa”, advierte.
“En los Centros de Salud lo que dan son medicamentos para atacar síntomas, lo mismo pasa con la andropausia, la gente no se atiende la causa; más bien van por el dolor de cabeza y nada más les dan paracetamol, así es como la población se atiende de esta manera”.
Aunque la menopausia y la andropausia son procesos biológicos universales, la manera en que se viven varía al depender del contexto social, cultural y médico. En sus relatos, ambos coinciden en la importancia de la información y el apoyo mutuo.
“Tenemos la tarea de animar a las otras mujeres, a las otras personas, a hacer ejercicio, a cuidar de su cuerpo y de su mente”, afirma Engracia, “porque no se trata solo de sobrevivir, sino de vivir plenamente, en todas las etapas de la vida.”